La mayoría de las veces que juntamos en la misma frase trabajo, tecnología y futuro abrimos una caja de Pandora en la que muchos se imaginan un entorno apocalíptico en el que los trabajos más manuales son sustituidos por robots que no cobran paro, no piden bajas médicas ni vacaciones y tampoco se jubilan.
Sin embargo, también es posible conjugar estas tres palabras con otra mirada más optimista en la que la tecnología y las máquinas no son nuestros enemigos sino unas aliadas que igual que hacen nuestra vida más sencilla fuera de la oficina, pueden simplificarla también dentro de ella. Y es que, aunque es cierto que pueden acabar con ciertos empleos, también crearían muchísimos nuevos para los que todavía no tenemos ni nombre ni una remota idea de sobre qué tratarán.
Lo que sí que es indiscutible es que están naciendo trabajos y necesidades nuevas que hace apenas 30 años no teníamos conocimiento.
Así, podemos decir que el trabajo en el siglo XXI es algo cambiante que fluctúa a pasos agigantados. De esto hemos tenido constancia el pasado año con la pandemia y el auge del teletrabajo algo que hace apenas cinco años era residual.
De este modo, podemos establecer una serie factores que marcarán la hoja de ruta para la relación de la tecnología y el trabajo en los próximos años:
- El teletrabajo
- El aumento de la esperanza de vida
- La igualdad de género
El teletrabajo
Unos de los modelos que más promete en los próximos años es el Twin Model, un modelo que llevará el teletrabajo a su próxima frontera. El sector que más lo utiliza es el de los hidrocarburos donde se ha establecido una réplica digital de la planta petrolera que permite controlarla a distancia. De este modo, se instalan unos sensores en el terreno así el gemelo en la pantalla del ordenador informa al usuario en tiempo real sobre los niveles de mantenimiento, capacidad de los tanques, etc.
Este trata por tanto de un modelo que permitirá implantar el teletrabajo en sectores en los que ahora parece imposible.
Una de la principales ventajas de ello es que se aumenta el poder adquisitivo de los sueldos, ya que los empleados pueden desplazarse a zonas más agradables para ellos como cerca de su familia, por ejemplo; pero también más baratas.
El aumento de la esperanza de vida
Según el estudio del World Economic Forum, se espera que los niños nacidos en 2007 cumplan su primer centenario sin problemas. Y esto, tendrá consecuencias en el sector empleo porque será necesaria una mayor acumulación del capital.
En este sentido, son ya muchos los que apuntan que el retraso de la edad de jubilación es tan inevitable como positivo. Además, al tener vidas laborales más largas, se reduce la presión por progresar rápidamente y se alternarán periodos de trabajo con otros de aprendizaje.
Asimismo, ahora la tecnología permite crear redes de colaboradores para los que quieran seguir trabajando incluso después de jubilarse
La igualdad de géneros
Como decíamos al principio, aunque sí es cierto que las máquinas se quedarán con muchos trabajos hay unos en concreto que no podrán sustituir jamás; y estos son los relacionados con la empatía y el contacto humano como los cuidados y la atención primaria. Precisamente, es en estos sectores donde actualmente hay una mayor presencia de mujeres.
Por otro lado, aunque sigue habiendo notables diferencias, cada vez hay mayor presencia femenina en las carreras científicas, tecnológicas y matemáticas.
No obstante, aún queda mucho por romper el famoso techo de cristal, pero este bache puede superarse equiparando los permisos de paternidad y maternidad y poner el servicio de guardería al alcance de todos los bolsillos.