Necesitamos una firma para casi cualquier aspecto de nuestra vida y como ahora todo se está digitalizando, las firmas también lo están haciendo. Esta digitalización de las firmas responde a la necesidad de digitalizar casi todos los aspectos de nuestra vida. Por ejemplo, ahora, a la hora de formalizar un contrato de trabajo no hace falta que nos desplacemos a la misma oficina para firmarlo, sino que desde el departamento de Recursos Humanos pueden mandarnos el documento y nosotros leerlo y dar nuestro consentimiento mediante la firma digital.

En este post vamos a hablar de dos tipos de firma: la digital y la biométrica. Por lo general, la firma digital, es una herramienta que lleva utilizándose mucho tiempo en las administraciones públicas. Sin embargo, todavía son pocos los ciudadanos que disponen de algún certificado electrónico para firmar documentos o para identificarse, ya que para ello se necesita algún tipo de dispositivo electrónico donde almacenarlo.

Por tanto, la firma digital consiste ni más ni menos que la típica rubrica realizada en una hoja de papel, que después se escanea y se añade al documento que queremos firmar.

No hace falta tener grandes conocimientos de seguridad, para saber que este tipo de firma es muy fácil de falsificar, pero el usuario sigue primando la usabilidad y la comodidad frente a la seguridad.

Transformación Digital

Una buena estrategia de transformación digital es clave para el crecimiento de las empresas, pero también es importante que estas rúbricas sean legales, dispongan de una gran carga probatoria y sean admitidas ante cualquier Tribunal. Por tanto, estás son las más aceptadas técnicas de identificación:

  • OTP SMS: Está asociado al envío de un SMS al número de teléfono de firmante, permitiéndole validar un documento desde cualquier lugar.
  • Firma con certificado digital: El usuario deberá poseer un certificado emitido por el proveedor a través del cual se valida la propia firma y la identidad
  • Firma en la nube: En este caso, el  usuario, podrá hacer uso de su certificado alojado en un servidor seguro pudiendo acceder al mismo desde cualquier dispositivo cada vez que se quiera firmar un documento digitalmente.

Sin embargo, la reina de todas estas firmas sigue siendo la firma biométrica, es decir, la firma manuscrita en tablets mediante un lápiz de precisión capaz de recoger datos biométricos. Esta forma de recoger los datos biométricos permiten identificar al firmante de manera inequívoca concediéndole una validez jurídica igual o superior a la firma en papel.

Este tipo de firma es muy útil en escenarios presenciales donde el firmante deba plasmar su rúbrica en algún documento electrónico. 

El nivel de seguridad de la firma biométrica se basa en:

  • Datos vinculados exclusivamente a la persona que firma
  • Permite la identificación inequívoca del firmante
  • Está vinculada con los datos firmados de tal manera que cualquier modificación sea detectable y permita la invalidación
  • Integridad de los datos firmados
  • incapacidad de incrustar esta firma en otros documentos
  • Posibilidad de comprobar biométricamente la firma del titular.