Uno de los grandes propósitos de la tecnología ha sido mejorar nuestro día a día, haciendo mucho más sencillas las tareas más cotidianas y ahorrarnos tiempo en tareas rutinarias. Aquí, los algoritmos de reconocimiento facial han jugado un papel fundamental.
En los últimos años, gracias a esta tecnología hemos pasado de insertar un patrón numérico en nuestros móviles a desbloquearlos con tan solo poner nuestra cara delante. También, gracias al reconocimiento facial podemos pagar en comercios y restaurantes, sacar dinero, entrar a nuestras oficinas, fichar en nuestro lugar de trabajo, pasar el control del aeropuerto y hasta identificar sospechosos en eventos multitudinarios.
Mientras la tecnología de reconocimiento facial avanzaba sin parar, su predecesora, la huella dactilar, iba quedándose en un discreto segundo plano. Si es cierto que este método de acceso tuvo mucho éxito en sus inicios y además está mejor vista que el reconocimiento facial en temas de privacidad, pero también es cierto que la segunda es más cómoda y sencilla de usar.
El Reconocimiento Facial ¿es compatible con el uso de la mascarilla?
Sin embargo, lo que jamás hubiéramos imaginado mientras debatíamos los posibles fallos de privacidad en la tecnología de reconocimiento facial, era que esta se iba a ver interrumpida en su momento más álgido por un importantísimo obstáculo: la mascarilla.
Y es que antes que la pandemia irrumpiese en nuestras vidas, los dispositivos de reconocimiento facial funcionaban aunque llevásemos gafas, barba, maquillaje o incluso sombreros, pero todo el que tenga un teléfono con sistema de reconocimiento facial se habrá dado cuenta de que con la mascarilla no funciona, ¿por qué?
Bien, estos sistemas analizan rasgos específicos del rostro como la distancia entre los ojos, la posición de la nariz o de la boca. El problema viene cuando tapamos dos de estos tres elementos.
La buena noticia es que ya se está trabajando con algoritmos para solucionar cuanto antes este inconveniente.
¿Por qué ocurre esto?
La respuesta es sencilla y que no hay demasiadas fotos de gente con mascarilla. Según un estudio del National Institute of Standards and Technology en Estados Unidos, mientras en mayo estos dispositivos fallaban el 50% de las veces, en diciembre, esta tendencia ha mejorado considerablemente.
Para mejorar estos algoritmos de reconocimiento facial se están utilizando fotografías de personas y estas están siendo editadas digitalmente para añadirle una mascarilla y así variar el color, la forma y el tamaño de la nariz.
Este estudio revela otros datos curiosos como que las mascarillas negras y rojas provocan más fallos que las blancas y azules. Por otro lado, como es de esperar, las mascarillas más grandes también desembocan en más errores.
Teniendo en cuenta los fallos que derivan del uso de mascarillas, podemos llegar a pensar que esta es una gran oportunidad para los sistemas de detección mediante huella dactilar, pero nada más lejos de la realidad. En una época en la que tenemos que limitar los contactos al máximo no es del todo seguro posar nuestro dedo en un dispositivo donde va a tocar mucha gente.
Algoritmos de Reconocimiento Facial
En IEST somos conscientes de la gran oportunidad que tienen la tecnología de reconocimiento facial en las terminales de acceso a edificios. Por eso hemos desarrollado el software WinPlus Face que incorpora el algoritmo de Herta Security y facilita la gestión de usuarios en cualquier momento. Además, permite incorporar usuarios mediante captura de vídeo.
¡Y también funciona con personas que llevan mascarilla! Incluso, aunque funcione con cambios en la expresión facial, uso de mascarillas o rotaciones moderadas de la cara, no permite la suplantación de usuarios mediante fotografías.