Las smart cities – o ciudades inteligentes – son aquellas que proporcionan a sus ciudadanos servicios tradicionales y resuelven cuestiones urbanas como, por ejemplo, facilitar la movilidad. Estas ciudades tienen la capacidad de proporcionar bienestar a los ciudadanos.
Guiadas por la sostenibilidad, la movilidad y la conectividad, el principal motor de innovación de las smart cities es la transformación digital. Es decir, que para conseguir el objetivo de bienestar, la clave está en desarrollar tecnologías basadas en datos.
Una de estas tecnologías es, sin duda, el reconocimiento facial, fundamental en sistemas de seguridad. Dentro de las ciudades, ayudará a mejorar y agilizar su gestión.
¿Qué es el reconocimiento facial?
Esta tecnología, que ya se está abriendo paso en Europa, es una categoría dentro de la seguridad biométrica a través de la cual se puede identificar la identidad de una persona mediante imágenes, vídeos o en tiempo real de su rostro.
El reconocimiento facial se utiliza con dos sencillos fines: la identificación y la categorización. En las smart cities será crucial para preservar la seguridad pública, aplicar la ley y optimizar la productividad de los gobiernos locales.
¿Cuáles son sus ventajas dentro de las smart cities?
Dentro de las ciudades inteligentes, el reconocimiento facial puede brindar numerosas ventajas para estar alineadas con el objetivo de estas ciudades de proporcionar bienestar a sus ciudadanos, entre las que destacan:
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Mayor seguridad y menor delincuencia
Esta herramienta puede ser utilizada por gobiernos para reconocer y seguir la pista a terroristas. Así mismo, permitirá a las fuerzas de seguridad rastrear los pasos de ladrones, asaltantes y demás delincuentes; siendo el reconocimiento facial una herramienta de disuasión para los mismos.
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Búsqueda de personas desaparecidas.
Gracias a las tecnologías relacionadas con el reconocimiento facial, se pueden crear bases de datos con los rostros de los ciudadanos. Esto permitiría cruzar los datos con las imágenes o vídeos obtenidos de las cámaras de las calles o edificios públicos y encontrar personas o niños desaparecidos, víctimas de mafias o seres humanos enfermos que se hayan perdido.
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Comodidad y bienestar.
Una vez que la tecnología se masifique, en lugar de sacar sus tarjetas de crédito, los clientes podrán ahorrarse tiempo utilizando su rostro para pagar en las tiendas. El reconocimiento facial ofrece así, una satisfactoria experiencia de verificación rápida, automática y fluida gracias a que no se necesita contacto físico para llevarlo a cabo.
Puede surgir controversia en lo relacionado a si el uso del reconocimiento facial en las ciudades es óptimo. Bien, no es ni bueno ni malo, simplemente es una herramienta.
Por lo tanto, el debate está en el empleo que se haga de la misma y de si su utilización se verá limitado a buscar el bienestar que prometen estas ciudades inteligentes.